Tal cual el nombre podría sugerir, este concepto del marketing intenta darle nombre a la opinión que resulta en el receptor al transmitírsele un mensaje. Por ejemplo, se aplica un análisis de sentimiento cuando se transmite el mensaje publicitario siguiente: “me encanta comer en este restaurante”. El análisis desentimiento sería que el mensaje resulta en una opinión positiva. Por otro lado, si se transmite el mensaje: “nunca me habían servido un platillo tan salado como cuando comí en …” En este caso, el análisis de sentimiento indica que se produjo una opinión, en este caso negativa. Por último, se podrían tener ejemplos más complejos como: “los platos fuertes de este restaurante son deliciosos, lástima que las
sopas están todas tan desabridas”. La opinión final no se entiende fácilmente como positiva o negativa, sino quizás neutral cuando mucho.
El análisis que debe realizarse a los mensajes para determinar la opinión que resulta y qué tan intensa es esa opinión es lo que se conoce como análisis de sentimiento
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